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México sin sur

  • Foto del escritor: Adriana Delgado Ruiz
    Adriana Delgado Ruiz
  • hace 3 días
  • 3 Min. de lectura

Todo terminó, de nuevo, en palabras vacías. Hoy, el sur-sureste mexicano está hundido en el mismo rezago económico de hace décadas, y además lacerado por la violencia de por lo menos 70 organizaciones criminales. Veracruz y Tabasco son escenario de luchas sangrientas por el control de territorios, extorsión, narcomenudeo y huachicol, ilícito que también se ve en Campeche, donde hay hasta escenas de piratería en el mar con asaltos a las plataformas petroleras. Situación muy lejana a la promesa lopezobradorista de que convertiría a la región en el motor del desarrollo nacional. 

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Su planteamiento era inversión pública masiva, infraestructura estratégica y justicia regional, mediante la industria energética. Sin embargo, Pemex, con todo y los 1.38 billones (millones de millones) de pesos que ha recibido en apoyos desde 2019, dejó hace mucho de ser el motor económico de la zona para convertirse en su ruina.

Lejos de reducirse, la deuda con proveedores y contratistas ha aumentado 2.2 por ciento en lo que va del año a 517 mil 98 millones de pesos, según el reporte financiero más reciente. Hay por lo menos mil 200 negocios pequeños, medianos y grandes en el sur mexicano que enfrentan la insolvencia, la quiebra y hasta embargos con una pérdida, nada más este año, de más de 20 mil empleos directos y muchos más indirectos, según los cálculos más conservadores. 


No sólo hablamos de proveedoras de papelería o servicios de alimentos, sino de actividades altamente especializadas como el transporte marítimo y la operación de plataformas. Eso significa poblaciones enteras sumidas en la pobreza y la desesperanza porque, además, los nuevos empleos prometidos en el sector energético jamás llegaron.


¿Y el resto del presupuesto para el desarrollo en esas entidades? El destinado a la inversión física ha estado entre los porcentajes más altos durante los siete años recientes, y en 2026 no será distinto: Tabasco tendrá el 14.5 por ciento; Veracruz, el 8.5 y Campeche el 5 por ciento. Para comparar, los cinco estados con menos de esos recursos recibirán, juntos, apenas el 2.3 por ciento. El problema es que también ese dinero está dirigido principalmente a la actividad petrolera. 


Mucha de esa inversión ha sido fallida o todavía está lejos de dar los frutos esperados. La refinería de Dos Bocas terminó costando 20 mil 959 millones de dólares, 135 por ciento más que los ocho mil novecientos millones presupuestados originalmente, lo que la sitúa entre las más caras del planeta. Sin embargo, según Pemex, ahora apenas refina combustibles un poco arriba del 50 por ciento de su capacidad y se proyecta que podría alcanzar su plena operación hasta 2027.


La contradicción más brutal está en las palabras contra resultados de Rocío Nahle, la principal responsable del sector energético en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y quien hoy gobierna Veracruz. En su Informe de Gobierno de este domingo presumió su impulso a la economía y el bienestar social del estado, cuando tiene hundida en la pobreza y el descuido más doloroso a la región petrolera de Minatitlán y Coatzacoalcos, donde los criminales han puesto hasta una refinería clandestina. La misma negligencia se ve en Álamo y Poza Rica donde su gobierno no fue capaz ni de atender una inundación que dejó a cientos de familias en la indefensión.

El sur-sureste mexicano no fue nivelado, fue suspendido.


POR ADRIANA DELGADO

COLABORADORA

@AdriDelgadoRuiz

 
 
 

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