De la A a la Z
- Adriana Delgado Ruiz
- hace 3 días
- 3 Min. de lectura
La Generación Z no se calla y grita más alto y lejos. Esos jóvenes que hoy tienen entre 13 y 28 años son los primeros mexicanos que crecieron viendo la caída del PRI después de 70 años; la llegada fantoche y criminal de Fox y Calderón; la superficialidad de Peña, y la fallida transformación de López Obrador. Además, en un mundo en que el derrumbe de las estructuras tradicionales no asusta sino hasta es necesario, prefieren los sistemas de organización social horizontales que las jerarquías rígidas, la inclusión, la transparencia y la autenticidad. Observan con escepticismo a cualquiera que pretenda apropiarse de la moral pública o administrar la verdad desde el poder político.

Las elecciones de 2024 arrojan datos muy ilustrativos sobre su desencanto. Si bien el 61.53 por ciento de los jóvenes de 18 años votaron por primera vez, la decepción se fue notando fuertemente con la edad hasta llegar al 47.4 por ciento entre los que tienen entre 25 y 28 años. Ni los partidos políticos gobernantes, ni los opositores, les ofrecen soluciones innovadoras para enfrentar un futuro que vislumbran muy incierto.
Es el sector de la población con mayor desempleo: 30.4 millones de esos jóvenes ya están en edad de trabajar, pero 14.5 millones no logran conseguir un puesto de trabajo, de acuerdo con el Inegi. Quienes sí obtienen un empleo, generalmente es en condiciones tan precarias que su ingreso promedio es apenas de 8 mil 773 pesos, apenas 409 pesos arriba del salario mínimo y 25 por ciento menor que el promedio de la generación millennial. Además, sin capacitación que, sumada al bajo nivel educativo, no les permite ser competitivos y aspirar a más.
¿Y el programa Jóvenes Construyendo el Futuro? Entre 2019 y septiembre de 2025 ha atendido oficialmente al 10 por ciento de los jóvenes. Pero en contraposición, 65 de cada 100 trabajadores de la Generación Z no tiene más alternativa que trabajar en la economía informal.
Así, adquirir una vivienda o un automóvil no se ve como algo posible. Si logran escalar su nivel de ingresos, lo siguiente es toparse con pagar cada vez más impuestos, que el Estado no les retribuye en servicios de salud o en la atención a las causas de la violencia y la inseguridad.
El crimen organizado es una amenaza enorme para los jóvenes. Las estimaciones de UNICEF dicen que más de 30 mil menores de edad son forzados a ser parte de las filas de la delincuencia, que recluta a casi 370 de ellos cada semana mediante engaños, redes sociales y juegos en línea.
Las mujeres de 12 a 29 años son las más afectadas por el ciberacoso y a partir de los 15 años, 63 de cada 100 de ellas experimentan algún tipo de violencia a lo largo de su vida. De hecho, durante 2025 las jóvenes antes de cumplir los 20 ya se han vuelto el grupo poblacional que sufre más desapariciones y feminicidios. Impunidad galopante y la Constitución violentada.
Nuestra Generación Z mexicana vive en el limbo, en un país que no la entiende y, peor aún, que no atiende sus problemas y necesidades. Para todos esos jóvenes, hacerse escuchar es, literalmente, un asunto de vida o muerte.
MÁS LLAGAS: * La gobernadora, Rocío Nahle, asume la represión como suya en Veracruz. Cercó una manifestación de 20 extrabajadores en Xalapa, con 30 granaderos.
* Gerardo Fernández Noroña se ha convertido en el brazo ejecutor de la misoginia en la 4T.
POR ADRIANA DELGADO
COLABORADORA
@AdriDelgadoRuiz


















































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